martes, 22 de diciembre de 2009



Esclavos de la Navidad



Por JESUS ANTONIO SAN MARTIN


El entero orbe que se dice cristiano celebra la Navidad, si bien en las grandes ciudades el espíritu navideño se manifiesta cada vez más como un reclamo comercial que como la genuina y desinteresada celebración familiar que fue en otros tiempos. Hoy día no se conciben las navidades sin mesas profusamente adornadas con velas y flores, y abarrotadas de turrones, mazapanes, botellas de champán y platos rebosantes de gambones, pavo y cordero, en clara competición con las mesas de los ricos. En muchos hogares las familias pierden los nervios y hasta riñen en Nochebuena por causa de los manjares y la presentación culinaria. Puede que hayan olvidado que lo importante no es lo que se pone en la mesa, sino lo que está en el corazón de los que comen juntos.

Cuando el comercialismo no imperaba, las mesas navideñas eran más sencillas entre la gente llana. Y esa gente era más feliz al compartir su felicidad con los demás parientes reunidos. No tenían el énfasis puesto en la mesa. La mesa no les era más que un trozo de madera alrededor del que reunirse y charlar y cantar. Hoy ni eso. Hoy la mesa de los que tiran la casa por la ventana la preside la diosa televisión. Pero hay familias tan pobres que ni siquiera pueden compartir una simple tableta de turrón; y sin embargo hallan gran placer en compartir un humilde plato de sopas de ajo. Y es que lo importante no es el plato, sino el comensal, por pobre que sea.

Tampoco se conciben hoy las navidades ni el día de Reyes sin un intercambio de costosos regalos que en muchos casos suponen préstamos y créditos a cuya amortización uno se ata el resto del año. El espíritu navideño se hizo carne en los ostentosos regalos y en el suculento comer y beber, y hasta en el pomposo vestir. Todo es rico por navidades, excepto la persona que se ha despojado de sus propias prendas para vestir un ídolo del que se ha hecho esclavo.

(Artículo de contraportada de los semanarios de Publicaciones del Sur)

1 comentario:

  1. Jesus Felices fiestas¡ no es necesario muucho para ser feliz...

    Un beso muy fuerte

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