viernes, 11 de diciembre de 2009


Decir “te quiero”


Por Jesús Antonio San Martín


Decir “te quiero” no es comprar un costoso regalo el “día de los enamorados”; eso es una exigencia impuesta por el dios del comercio. Decir “te quiero” no es regalar pomposos ramos de flores ni delicados perfumes ni ostentosas joyas el día de aniversario de boda, ni tan siquiera invitar a una opípara comida en el mejor restaurante; eso es un mero cumplir de etiqueta que tal vez oculte la indiferencia o apatía amorosa del resto del año.

Decir “te quiero” es tanto como decir a nuestra inseparable media naranja: “Reconozco tu valía, agradezco tus atenciones y gentilezas, pienso en tí constantemente, me acuerdo de los muchos detalles que tienes conmigo, estoy contento de compartir mi vida contigo, tus regaños me son piropos, tus imperfecciones son manchitas de tinta en el océano, me encanta tu sonrisa y tu forma de hablar, alabo tus guisos aún si se te queman o salen insípidos, me doy cuenta del lindo vestido que llevas, de los zapatos de reina que calzas y del peinado que te ensalza, te encomio por lo bien que realizas las tediosas labores de ama de casa, mereces siempre lo mejor…”

Y todo eso no se dice solo con regalos una, dos o más veces al año: se dice con palabras que salen del corazón y con hechos que lo demuestran, día a día, todas las semanas, todos los meses, en todas partes, especialmente en el hogar, que es donde el amor debiera arder en toda su intensidad, pero que se enfría enseguida si no se alimenta su fuego con la leña y el carbón de la empatía, de la diplomacia, de la cortesía, del agradecimiento y reconocimiento, del saber ceder y, sobre todo, del saber entonar a tiempo, claro y audible, con sinceridad y sin largos silencios, la dulce y eterna melodía del “te quiero, te quiero, te quiero…”

Aprendámonos bien el estribillo. Grabémoslo profundamente en las tablas del corazón: Si el amor se va, no se va de golpe; se va poco a poco, como el agua que pierde el grifo que gotea. Cerremos bien el grifo y llenemos de agua del “te quiero” el aljibe de nuestro corazón. Mejor dar un “te quiero” diario, un ofrecerse por completo y un estar dispuesto de continuo, que solo regalos por compromiso en determinadas ocasiones del año. Ya lo dice una canción: “¿Me vas a ofrecer / pomposo querer / de aniversario? / Mejor que me des / de a poco tu ser / en todo el año”.

(Artículo de contraportada de los semanarios de Publicaciones del Sur)

1 comentario:

  1. Digamos al mundo te quiero¡¡

    No perdamos oportunidades para decirselo a todas las personas que nos rodean y que se lo merecen.

    Un beso Jesus, buena iniciativa

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