domingo, 20 de diciembre de 2009



CIUDADANIA


Por JESUS ANTONIO SAN MARTIN



Los escolares españoles cuentan ya con una nueva asignatura obligatoria, que ya existía antes de la guerra civil, según confirma la reedición de un libro de los años veinte que circula por los quioscos. La asignatura en cuestión se conoce como “Educación para la Ciudadanía” o, simplemente, “Ciudadanía”.

El ciudadano medio, y perdónesenos la redundancia, no acaba de entender bien el concepto de “ciudadanía”. Aparentemente, el término suena como “tratado de la buena educación y la cortesía en el ambiente ciudadano”. Para salir de dudas, lo mejor es consultar el léxico de la lengua castellana. Definen los diccionarios la palabra “ciudadanía”, para el tema que nos ocupa, como sinónimo de “civismo”. El Diccionario de uso del español, de María Moliner, dice textualmente que civismo es, además de cortesía y educación, el “comportamiento propio de un buen ciudadano”. Y a continuación cita la siguiente aplicación: “Hay que votar por ciudadanía”. Parece, pues, que en último extremo la “ciudadanía” está más orientada hacia la política que hacia la cortesía y los buenos modales. Tal es el sentido que se le da a esta nueva asignatura, que no es tan nueva, de “Ciudadanía”, como puede comprobarse por el contenido de la reedición del libro al que aludíamos al principio.

En nuestros tiempos escolares, los que nos tocó vivir al amparo o desamparo de un régimen distinto del actual, esta disciplina que hoy vuelve a denominarse “Ciudadanía” se conocía como “Formación del espíritu nacional” o, sencillamente, “Política”. Pero en la trastienda de la escolaridad también nos ocupábamos de seguir al pie de la letra las normas y consejos que leíamos en aquel eficaz tratado que hoy se echa muy en falta y que llevaba el sugestivo título de “Educación y mundología”, el cual nos enseñaba a ser buenos ciudadanos sin necesidad de ser políticos.

(Artículo de contraportada de los semanarios de Publicaciones del Sur)

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