martes, 6 de julio de 2010


Criticar a Saramago


Por JESUS ANTONIO SAN MARTIN


Al no justificar el deplorable comportamiento de un señor que firma como Claudio Toscani la autoría de un artículo aparecido en el boletín oficial L’Osservatore Romano, el Estado político y eclesiástico del Vaticano se ha saltado todas las reglas de la diplomacia y del buen gusto. Y no solamente al no justificar tal pérfida conducta, sino al permitir criticar severamente a aquel indiscreto columnista, se entiende que en nombre del Estado y de la Iglesia del Vaticano, al recientemente fallecido Premio Nobel José Saramago, cuando lo propio era haber guardado silencio, si tan difícil resultaba insertar unas letras de condolencia por la pérdida de tan ilustre figura universal. Tal pueril y desatinada actuación vaticana ha generado gran malestar en la culta grey católica. Desafortunadamente, lo último que se espera es que el Vaticano, como Estado y como Iglesia, se retracte de la necedad de cuanto escribió el tal Claudio Toscani.

Las ofensivas líneas del periódico vaticano son interpretadas a nivel mundial como un insulto a la libertad política y religiosa. No existe razón alguna que justifique que un periódico oficial, por muy parcial que sea en materia ideológica, critique despiadadamente a una persona tan noble como Saramago, debido a que simpatizó con ideas comunistas y no fue partidario de credo alguno, mucho menos del católico. Todo ciudadano tiene derecho a elegir libremente sus ideologías, sin que nadie estorbe su práctica ni la condene pública o privadamente. Bien lo expresó el secretario de la Conferencia Episcopal de Portugal, monseñor Januario Torgal Ferreira, cuando dijo: “Por no concordar con su ideología no podemos condenar a un escritor”. Nos preguntamos si ciertos individuos dentro de la curia estatal vaticana no seguirán añorando los tiempos de la vieja Inquisición.

(Artículo de contraportada de los semanarios de Publicaciones del Sur)

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